11 septiembre 2024

Foro «La Gestión de Riesgos Socio-Naturales en el Ordenamiento Territorial y los Planes Urbanos»

El Foro

El pasado 12 de febrero Sobreriesgos llevó a cabo el foro «La Gestión de Riesgos Socio-Naturales en el Ordenamiento Territorial y los Planes Urbanos», en el cual contamos con la participación del PhD. Omar Guerrero desde Venezuela, el MSc. Efraín Porto Tapiquén desde España y su servidor desde Bolivia, junto a quienes se desarrolló una conversación sobre aspectos fundamentales de la Gestión de Riesgos Socio-Naturales, y las aplicaciones que su implementación tienen dentro del Ordenamiento del Territorio y la Planificación Urbana.

Panelistas participantes en el foro: PhD. Omar Guerrero, MSc. Efraín Porto Tapiquén y MSc. Miguel Angel Morales

El foro inició con las disertaciones de los panelistas, para luego dar lugar una sesión de preguntas donde se realizó la discusión sobre los desafíos y potencialidades de aplicación del Ordenamiento Territorial desde un enfoque de los riesgos naturales.

Este enfoque involucra la caracterización de los procesos socio-naturales de una región, especialmente a nivel de las cuencas hidrográficas, la definición y gestión de áreas protegidas, el manejo responsable de los recursos, y la planificación prospectiva del futuro de las ciudades y sus áreas de crecimiento, pero visto todo esto desde la transversalidad y la integralidad de todos estos aspectos.

La Geomática dispone de muchas herramientas para el análisis y la representación espacial tanto en el análisis de las amenazas y la zonificación de riesgos, como en el ordenamiento territorial
La aplicación de las geociencias en el estudio de riesgos se apoya se especialidades como la geotecnia para definir el comportamiento de materiales y la susceptibilidad a ocurrencia de fenómenos en los territorios.

A partir de las experiencias profesionales de los participantes del foro se pudo demostrar la relevancia de la incorporación de la Gestión de Riesgos de Desastres en la conformación de urbes más seguras, organizadas y habitables, para lo cual, se hizo énfasis en los aportes que la geomática y las herramientas digitales en la actualidad brindan al análisis territorial.

La Geomática dispone de muchas herramientas para el análisis y la representación espacial tanto en el análisis de las amenazas y la zonificación de riesgos, como en el ordenamiento territorial
La Geomática dispone de muchas herramientas para el análisis y la representación espacial tanto en el análisis de las amenazas y la zonificación de riesgos, como en el ordenamiento territorial.

Organización y Visualización del Foro

El foro fue organizado de manera conjunta por el Grupo de Investigación en Geociencias «TERRA» de la Universidad de los Andes (Venezuela), EfrainMaps y Sobreriesgos, y pueden verlo en el canal de Sobreriesgos, donde se compilan este tipo de actividades, por lo que les invitamos a visitarlo y disfrutar del mismo y de otros contenidos en el:
Grabación del foro: https://www.youtube.com/watch?v=3ViuQVW-ZJQ&t=7105s

Canal de YouTube de Sobreriesgos: http://www.youtube.com/@Sobreriesgos_geociencias

Sin embargo, si desean contactar a los profesionales participantes en el foro referido, pueden hacerlo por los siguientes correos electrónicos:

PhD. Omar Guerrero: oag2021@gmail.com

MSc. Efraín Porto Tapiquén: tapiquen@gmail.com. Website: https://tapiquen-sig.jimdo.com/

MSc. Miguel Angel Morales: mmorales@sobreriesgos.com

El propósito de los Estudios Geológico-Geotécnicos

Los estudios geológico-geotécnicos son requeridos para una gran cantidad de proyectos dentro del pliego de documentos de factibilidad técnica como insumo para los diseños de los mismos, sin embargo, en muchas situaciones estos no cumplen su propósito, debido a que no son debidamente planificados, no tienen claro su objetivo, o solo se usan como meros requisitos que deben presentarse. Por esto, el propósito de los estudios geológico-geotécnicos es lo primero que debe definirse antes de acometerlos.

La caracterización de un terreno persigue el objetivo de conocer las propiedades físicas y mecánicas de los materiales que constituyan el área de influencia a intervenir, especialmente a nivel de la infraestructura, por lo que definir los diferentes materiales que estén presentes, su distribución, capacidades y problemas que en ellos se pueden presentar es esencial, pero también acerca de la estabilidad de taludes circundantes, bien sea estos a excavar o ya existentes.

La caracterización de un terreno involucra el estudio de las condiciones superficiales y sub-superficiales de este, la distribución y calidad de los materiales y la situación del agua en ellos entre otros aspectos.

Para ello, es necesario seleccionar qué técnicas de trabajo y que propiedades se quiere conocer del subsuelo, estableciendo los equipos, tipos y cantidad de muestras, pruebas y cantidad de ellas a realizar, considerando un presupuesto usualmente limitado, y tiempos poco holgados para esto. Por tanto, se debe propender a un equilibrio de nivel de certidumbre técnica adecuada y economía que garantice que el estudio a desarrollar cumpla sus fines, lo cual también estará regulado por la relevancia de la obra para la cual este se requiere.

Elegir una propuesta de estudio solo considerando uno de estos aspectos (nivel de certidumbre técnica o economía), puede ir de lo poco realista a lo negligente. Si se va por el primer extremo se corre el riesgo de hacer un estudio muy costoso, en el que se redunde en información o tome demasiado tiempo de ejecución; y en algunos casos, en el que se soliciten pruebas que carezcan de utilidad directa para el proyecto o que no sean necesarias; si se va por el extremo opuesto, el estudio puede ser poco útil al ser imprecisa o incompleta la información obtenida, o en el peor de los casos, que no caracterice los elementos o problemáticas relevantes del terreno, por lo que se tenga una documento que en contenido no sea un estudio geológico-geotécnico a cabalidad.

Algo que sin lugar a duda debe considerarse, es que un estudio que no aporte comentarios de valor, interpretaciones sustentadas sobre los resultados, una integración de la información y conclusiones bien fundamentadas, no constituye un estudio responsable que cumpla con los estándares técnicos mínimos.

Quien redacta un estudio geológico-geotécnico debe hacerlo para que este sea de fácil comprensión, y con la información organizada procedimentalmente respecto a distintos aspectos como, por ejemplo: el tipo de materiales identificados, espesores, procedencia, plasticidad, situación del nivel freático, capacidad portante, problemas geotécnicos detectados, entre otros, todos ellos cuanto deban determinarse y comentarse, tanto si son definidos en los objetivos requeridos para el estudio, como por la experticia de los profesionales participantes.

Los resultados de un estudio, más allá de las cifras y las descripciones básicas requieren de una lectura y “traducción” de parte del especialista responsable del estudio, que lleve a términos prácticos lo que estos representan, una curva granulométrica por ejemplo es una fuente para muchas consideraciones, al igual que los límites de Atterberg, que, si solo se presentan como un producto y de forma aislada, pierden parte de su transcendencia, y esto a sabiendas que son propiedades índice y que existen muchos otros datos más que pueden aportar datos importantes.

La realización de muestreos y medición de propiedades a distintas profundidades y en diferentes puntos puede permitir la elaboración de perfiles que permitan interpretaciones valiosas sobre el subsuelo y que pueden ser de mayor interés que los datos mostrados de manera separada.

Los ensayos granulométricos y sus respectivas curvas granulométricas son un elemento común en la mayoría de los estudios geotécnicos para caracterizar los suelos.

Finalmente, debe resaltarse la experiencia práctica y el conocimiento teórico de los profesionales que participen en la propuesta y ejecución de estos estudios, acompañada de la intuición que permita en reconocimientos en campo, definir el tipo de pruebas de campo, el número de las mismas y ubicación de estas que se pretenda realizar, además, del saber “leer y entender” los resultados que estas aporten; por lo cual, quien requiera un estudio geológico-geotécnico deberá primero definir qué necesita conocer, para qué empleará la información obtenida y a quién confiará la tarea de realizar estos trabajos.

Gestión de riesgos en presas de relaves mineros

El desastre producido por la ruptura de una presa de relaves mineros en julio de 2022 en la comunidad de Agua Dulce ubicada en Potosí (Bolivia), permite recordar que los desastres ambientales no conocen de límites geopolíticos, pues sus efectos pueden ser trasmisibles más allá de la zona de su ocurrencia, siendo el mayor temor asociado a este evento el posible riesgo de contaminación del Río Pilcomayo, cuyo curso que nace en Bolivia, atraviesa Argentina y Paraguay, por lo que los efectos podrían no limitarse a la región donde falló la presa sino a los demás territorios por los cuales discurre este cuerpo de agua. Ante eventos como este que solo es el más reciente, es importante resaltar la necesidad de aplicar la gestión de riesgos a este tipo de estructuras.

La descarga continua e incontrolada de residuos mineros al río Pilcomayo desde el inicio de la actividad minera en Potosí (Bolivia) hace varios siglos hacen que este cauce mantenga una alta concentración de contaminantes que se extienden a Paraguay y Argentina.

Las presas de relaves mineros son estructuras diseñadas y administradas para contener los desechos o subproductos resultantes de la actividad minera que no pueden acopiarse en escombreras u otros medios. Este tipo de presa, está regulado internacionalmente, y cuenta con lineamientos para su diseño y control, como es el caso del Estándar global de gestión de relaves para la industria minera, producido en el año 2020 por el Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM). Desafortunadamente, estos estándares en algunos países no cuentan con una normativa técnica y legal, que fiscalice su aplicación y establezca los controles mínimos tanto para la obtención de permisos como para la inspección de este tipo de presas, al estado actual del arte y conocimiento de estas estructuras.

La ruptura de la presa de relaves de Brumandinho en el 2019 en Brasil es una de las peores catástrofes mineras y ambientales de los últimos años.Estas falencias dan pie a la constitución de un marco vulnerable cuyo producto puede materializarse en el colapso de estas presas o como son conocidas en algunas regiones de Latinoamérica, diques de cola o presas de jales.

En el caso boliviano, donde no existe una norma técnica regulatoria específica, pero si un Reglamento Ambiental para Actividades Mineras publicado el 31 de julio de 1997, y decretos como el Decreto Supremo Nº 28197, 3 de junio de 2005 y el Decreto Supremo Nº 28829 de agosto de 2006, en los cuales respectivamente, se declaraba Emergencia Departamental en Potosí debido a los severos impactos ambientales ocasionados por la contaminación minera en dicho Departamento, particularmente en la cuenca del Río Pilcomayo (el mismo río involucrado en el evento de 2022) y que según registra la Ley Nº 3037 de 29 de abril de 2005, dicha cuenca se declaró zona de emergencia y desastre ecológico nacional; y temas técnicos sobre estudios y licencias para la construcción del dique de colas San Antonio debido a problemas con los diques Laguna Pampa I y Laguna Pampa II, ambos localizados en el Departamento de Potosí, en ambos decretos se hace referencia a  la Ley Nº 2140 de 25 de octubre de 2000 para la Reducción de Riesgos y Atención de Desastres.

Imagen del Departamento de Bomberos de Minas Gerais que muestra una vista aérea posterior al colapso de la represa de Brumadinjo, que pertenecía a la minera brasileña Vale, en el sureste de Brasil, el 25 de enero de 2019.

En el Reglamento Ambiental mencionado, se hace referencia a los impactos, y condiciones para el manejo de los residuos mineros y las aguas, entre los artículos 25 al 53, y del 112 al 126 a los trámites y permisos requeridos para la actividad minera, sin embargo, estos documentos y los previamente señalados distan de aproximarse a lo que implica un Estándar técnico, acorde con las normas internacionales, lo cual queda en evidencia al ver la fecha de todas estas publicaciones, que en línea general plantean planes de monitoreo y de contingencia, los cuales sobre todo en la minería cooperativa en el país parecieran no existir.

Las presas de relaves según la práctica estandarizada internacional deben ser sometidas a análisis de estabilidad contra desbordamientos, estabilidad contra el flujo incontrolado, estabilidad contra la erosión interna y estabilidad contra la licuefacción, así como de estudios integrales para la caracterización de riesgos y del sitio de emplazamiento.

Las presas de relaves deben ser inspeccionadas siguiendo protocolos para garantizar su seguridad.

Investigadores como Foster (2000), Blight y Villavicencio refieren como las fallas más comunes de las presas la inestabilidad de taludes estática o sísmica, la licuefacción estática y sísmica del muro resistente, el rebalse y vaciamiento, las deformaciones excesivas del muro resistente, la erosión interna del muro resistente, la inestabilidad del suelo de fundación y la erosión del muro resistente por efecto hídrico o eólico. Por otro lado, la BOCOLD registra que las causas de al menos en el 25% de fallas de presas de relaves son desconocidas debido a que se trató de presas muy antiguas que no fueron suficientemente documentadas o de presas en las que no se siguió un protocolo de investigación acorde.

Vale destacar en este punto la reflexión de Michael Davis (2002) respecto al colapso de estas estructuras “Si se estudia la historia de casos de falla de presas de relaves… surge una conclusión única. Estas fallas – todas y cada una – eran completamente predecibles en retrospectiva… hubo falta de capacidad de diseño, mala administración (construcción, operación o cierre) o una combinación de ambos, en todos y cada uno de los casos. Si se ignoran los requisitos básicos de diseño y construcción, la candidatura de una presa de relaves como un posible caso de falla es inmediata.”

Lo señalado previamente da soporte a la necesidad de contar con profesionales capaces y aptos para la realización tanto de diseños, como de la ejecución y del monitoreo e inspección de las presas de relaves, y de instaurar planes de gestión de riesgos para estas estructuras, para que en conjunto se mitiguen tanto las situaciones imprevistas como los actos negligentes, que en cualquier momento pueden cobrar saldos muy costosos tanto en lo económico como en lo ambiental, y en muchos casos, en vidas humanas.

Estas represas, que normalmente son vistas como pasivos para la industria minera, contienen materiales que en tiempo reciente han ido ganando interés por el posible aprovechamiento económico que puede hacerse de ellos, por lo que su carácter de pasivo económico está revirtiéndose, pero si no se implementan planes de gestión de riesgos para las mismas, más allá de esa connotación de “gasto no recuperable” pasarán a constituirse en dramáticos pasivos ambientales cuyos daños traspasen las fronteras de los territorios donde se localice la actividad minera en cuestión.

El agua proveniente de relaves mineros previo tratamiento ha podido utilizarse en cultivos de forma exitosa en lugares con recursos hídricos limitados.

Evaluación Rápida de la Seguridad Estructural de Instalaciones Hospitalarias

Las instalaciones hospitalarias forman parte de las líneas vitales en todas las comunidades por lo que la revisión de su condición y seguridad es fundamental tanto luego de la ocurrencia de desastres como durante su vida útil como parte de un plan de gestión de riesgos a nivel municipal, estadal o nacional. Una técnica bastante eficiente para poder tomar decisiones respecto al nivel de daños que una estructura puede presentar es la evaluación rápida de su seguridad estructural, la cual se realiza mediante una inspección ocular a toda la edificación, determinando el nivel de daños y los elementos afectados, para en conjunto poder calificar el grado de ruina de la estructura y las medidas inmediatas a implementar.

En el caso específico de una instalación hospitalaria que ya presente deterioro, es importante que estos sean registrados, así como la evolución de los mismos, pero con mayor relevancia, debe diagnosticarse la causa de los daños, pues dado el uso como instalación de asistencia sanitaria y de emergencias de los centros hospitalarios, los cuales en muchos casos representan instalaciones únicas en una región para el servicio de la comunidad, su operatividad debe procurarse como una prioridad.

En la evaluación rápida de la seguridad estructural se diferenciarán los daños de tipo estructural de los no estructurales, así como el estado seguro de los servicios asociados a la instalación en cuestión, que en el caso de una edificación hospitalaria involucran no solamente las instalaciones eléctricas y de agua, sino las de suministro de gases de uso médico como el oxígeno o el nitrógeno básicamente, de igual manera, el estado de los accesos entre niveles (superiores e inferiores) y perimetrales a la edificación.

Los daños que una edificación presente pueden afectar a las instalación eléctricas, de agua y de gas, por lo que estas deben ser revisadas.

En una inspección ocular correspondiente a una investigación forense estructural preliminar debe detallarse de forma diligente y generalizada, tanto la situación del terreno donde se emplaza la estructura, como los daños manifiestos de estas y de edificaciones vecinas. El acceso a registros fotográficos, planos de la edificación, inspecciones previas e incluso testimonios puede brindar valiosa información que permita conocer más allá de lo observado, la sintomatología y desarrollo de patologías que pudiera presentar la edificación.

Dentro de lo que debe entenderse como una evaluación de riesgos en un centro hospitalario deben diferenciarse lo que son los riesgos estructurales y de emplazamiento, los riesgos funcionales, y los riesgos asociados a amenazas externas de índole natural o tecnológico. En la ejecución de una evaluación rápida, si bien el centro de atención se enfoca en la primera clase de riesgos referida, el reconocimiento de cualquier otro tipo de peligros vale la mención, pues el fin último de este tipo de evaluaciones es conducir a la definición de la continuidad operativa de la instalación o su cese y desalojo preventivo o definitivo, en cuyo caso corresponde la realización de un estudio forense de mayor profundidad y alcance, en los que evaluaciones geológico-geotécnicas, estructurales, funcionales e incluso de salubridad, conduzcan a la identificación y propuesta de medidas para la recuperación y rehabilitación del centro hospitalario o su clausura y demolición.

Como acciones inmediatas que pueden realizarse cuando aún no se ha definido el desalojo preventivo o definitivo de una edificación está el registro de fisuras y grietas, tanto del momento de su aparición como del de desarrollo (longitud y espaciamiento) que estas presenten, lo cual se puede realizar mediante el empleo de fisurómetros o «testigos de control» que no son más que marcas que se hacen sobre los elementos; adicionalmente, es prudente revisar si existen puertas o ventanas que se traben, tuberías que se rompen, presencia de elementos de acero expuesto, fugas considerables en tanques de agua, marcas de humedad en paredes, desniveles en el suelo, entre otras anomalías.

Entre las herramientas empleadas en las evaluaciones rápidas están los niveles de albañil, fisurómetros, cintas métricas, navajas, reglas, y cualquier otro instrumento que para la determinación de la gravedad de daños observados.

El pasado 28 de julio de 2022, a raíz de una invitación del Programa de desastres naturales, brotes y emergencias en salud pública del Servicio de Departamental de Salud de Cochabamba en Bolivia (SEDES), Sobreriesgos realizó una evaluación rápida de la seguridad estructural del Hospital de Parotani en el municipio Sipe Sipe como colaboración a esa dependencia y sus usuarios, esta evaluación se ejecutó mediante una inspección ocular en toda la edificación, en compañía de autoridades municipales, departamentales y de representantes de la comunidad, quienes compartieron testimonios de la problemática que esta instalación construida en el al 2013 ha venido presentando hasta la actualidad.

Personal del Hospital de Parotani, funcionarios municipales, del SEDES-Cochabamba y miembros de la comunidad acompañando el desarrollo de la inspección ocular de daños en la institución.

Es importante que las instituciones a cargo de este tipo de instalaciones programen y lleven a cabo evaluaciones similares para reducir la exposición de los usuarios y el personal que labora en ellas a riesgos asociados al deterioro de la infraestructura, además, de poder detectar oportunamente problemas que puedan ser corregidos sin incurrir en gastos considerables debido al avance progresivo de los problemas y los daños que estos producen.

Estado de pared externa de uno de los bloques del hospital inspeccionado.

La Transferencia de Riesgos

La transferencia de riesgos es una manera de delegar la responsabilidad sobre la reducción de riesgos, su eliminación o el peso económico de las potenciales pérdidas en un tercero, el cual a diferencia del sujeto expuesto está en condiciones y disposición de asumir los riesgos y su implicación monetaria.

La transferencia del riesgo pese a ser una de las estrategias más sólidas y robustas en gestión de riesgo actualmente, es una de las menos difundidas y aprovechadas. Esta transferencia puede realizarse mediante diversos instrumentos como fondos especiales, derivados financieros, garantías, pólizas de seguros o micro-seguros o políticas públicas, entre muchos otros.

La gestión de riesgos cuenta con muchas herramientas con distintos enfoques cuya premisa es la reducción o prevención de efectos adversos sobre la sociedad.

En el caso de los inmuebles, sus propietarios podrían transferir el riesgo ante daños por eventos inesperados como sismos, inundaciones, incendios, huracanes o incluso robos, lamentablemente, estas situaciones no son consideradas comúnmente por los dueños como riesgos tangibles y por ello al materializarse el efecto es mucho más severo.

Eventos como el paso del Huracán Ida por Luisiana (categoría IV) en el año 2021 producen anualmente cuantiosas pérdidas económicas y materiales en la población vulnerable. (Foto: Reuters).

Por el contrario, Los bancos protegen cada inversión que realizan pequeña o grande, porque estas instituciones aplican transversalmente y con prioridad sobre todo la gestión de los riesgos financieros, principalmente mediante la transferencia de estos.

Las directrices que pueden guiar la implementación de la transferencia de riesgos forman parte de la norma ISO 31000:2018 “Gestión del riesgo. Directrices”, el cual aplica para cualquier organización que tenga como intención el contemplar el riesgo como elemento generador de valor. A diferencia de otras normativas ISO, la 31000 no es un sistema de gestión, por lo que no es certificable.

Cuando el riesgo es asumido directamente por el afectado las posibilidades de recuperarse pueden no depender de él, o requerir de asistencia condicionada o limitada de un tercero, normalmente alguna institución del estado, por lo que los efectos del desastre pueden perdurar por mucho tiempo o ser irreversibles.

Por tanto, transferir el riesgo y, sobre todo, hacerlo en una región con una fenomenología de procesos naturales tan intensa como Latinoamérica, con tantos desafíos en materia socio-económica más que una recomendación debería ser una prioridad que cada proyecto de inversión, emprendimiento, cada núcleo familiar e incluso las propias instituciones gubernamentales podrían contemplar luego de un simple análisis costo-beneficios que les permita definir cuáles riesgos pueden ser retenidos y cuáles deben ser transferidos.

Los seguros contra pérdidas materiales son una forma bastante práctica para proteger la inversión sobre la propiedad privada.

Asegurar el techo bajo el que vivimos, el auto en el que nos transportamos, y nuestra propia integridad física puede evitar o reducir muchas complicaciones en el futuro, además, sería un paso adelante en favor de la protección planificada que mitigue el tradicional asistencialismo no sostenible con el que reaccionan los gobiernos ante los desastres, y que a nivel empresarial se materializa en la capacidad de dar continuidad a las actividades económicas.

¿Por qué se caen los edificios?

Esta interrogante de seguro se ha repetido en la mente de muchas personas luego del colapso de uno de las alas de las Champlain Towers en Miami, que más allá del caso de esta edificación, radica en la preocupación del posible riesgo de fallas en sus propias viviendas, ¿Por qué se caen los edificios?, a esta pregunta viene a mi memoria una abrumadora y concisa respuesta del Dr. Ronald Torres (Universidad Central de Venezuela) en su catedra de patología estructural al hablar sobre la seguridad estructural: “Hay dos tipos de edificaciones, las que se diseñan y las que se caen”, en estas dos categorías se encierran dos grandes realidades, debido a que no todos los edificios cuentan con un adecuado diseño que no solo comprenda lo estructural, sino que contemple muchos más elementos que deben funcionar en conjunto para contar con una edificación segura.

Colapso de un ala de las Champlain Towers, en Miami, 24 de junio de 2021 (AP)

El diseño de una edificación involucra desde el uso de los materiales contemplados en sus cálculos, un emplazamiento debidamente caracterizado y acorde a la estructura, la interacción entre la estructura y el terreno donde está fundada, la ocurrencia de procesos (tanto cíclicos como extraordinarios) y un uso definido en función a un tiempo de vida útil para una ocupación determinada; en los casos en que se han omitido estos elementos, o que se han modificado discrecionalmente, puede devenir la falla de una edificación.

Englobando de forma más amplia lo descrito puede esperarse que una edificación falle bajo tres grupos de condiciones generales:

-Que se someta a cargas que excedan sus límites, esto incluye sobrecargas al terreno, cargas sísmicas excesivas, acción del viento, una subestimación de la carga total (cargas vivas + cargas muertas) de operación, fenómenos de resonancia, e incluso, al cambio arbitrario del tipo de materiales a los contemplados por el diseñador, así como también diseños deficientes o errados.

-Que la edificación desarrolle patologías severas en elementos que conduzcan a su falla: en la mayoría de los casos, estas patologías deberían poder detectarse oportunamente, en función del elemento en el que se van presentando, pero en ciertas condiciones, solo serán visibles muy tardíamente o al producirse el colapso. Por ello, son de mucha importancia las inspecciones periódicas en las edificaciones, más allá de lo que las regulaciones municipales indiquen, luego de que estas se expongan a un evento sísmico o se tengan denuncias de daños en ellas.

Ruinas del edificio Mijagual luego del terremoto de Caracas de 1967.

-Que se desarrolle algún proceso geológico-geotécnico en el terreno fundacional o sus adyacencias, esto incluye a subsidencias, fenómenos de licuación del suelo, generación de erosión interna, deformaciones progresivas o asentamientos diferenciales.

En muchos edificios puede advertirse el desarrollo de daños que conduzcan a su inhabitabilidad y sucesivo colapso, en otros tal vez no sea tan evidente, pero en general, todas las edificaciones, y en especial aquellas que superen los 40-50 años de construidas, además de necesitar la adecuación a nuevas normativas constructivas, deben recibir inspecciones por peritos calificados cada cierto tiempo, que muchas veces vienen definidos por los municipios, o luego de haber ocurrido fenómenos que pudieran comprometer su integridad como por ejemplo incendios, sismos, roturas de tuberías, o impactos de cualquier tipo.

Los ocupantes de las edificaciones deben organizarse para realizar inspecciones oculares y notificar oportunamente a las autoridades de cualquier anomalía que se detecte en estas, así como deben preocuparse por resguardar los planos en físico y/o digital de la edificación, y registrar cualquier modificación que se haya realizado en ella, constituyéndose en promotores y protagonistas de su autoprotección.

El monitoreo periódico de las edificaciones por sus usuarios es primordial para la detección oportuna de anomalías y dar pie a un peritaje profesional.

El reciente caso de las Champlain Towers y los estudios forenses que conduzcan al entendimiento de las causas de su colapso posiblemente impulsen por un tiempo la motivación de la sociedad por indagar sobre el estado de la seguridad estructural de los espacios donde residen y trabajan, pero como todo desastre, es muy probable que pierda la atención pública con el paso de los días o ante la ocurrencia de nuevos desastres.

Juan Villoro dijo una vez “Los terremotos son inspectores de la honestidad arquitectónica”, esto puede extenderse a todos los desastres que involucran estructuras, más allá de la causa directa que los ocasionó.

Entrevista al Dr. Nick Barton.

El pasado año se celebró en la ciudad de Cochabamba el I Congreso Boliviano de Geomecánica, allí tuvimos el privilegio de asistir a las conferencias dadas por el Dr. Nick Barton, autor de 260 publicaciones de geotecnia y creador del sistema Q para clasificación de macizos rocosos, de los parámetros de resistencia al corte de discontinuidades de macizos rocosos JRC y JCS, de los métodos QTB y Q SLOPE y co-desarrollador de las leyes constitutivas Barton-Bandis entre otros méritos. Fue en ese mismo evento en que tuvimos la oportunidad de realizarle una breve entrevista al Dr. Barton, que a continuación transcribimos:

Entrevista: (P: Pregunta, NB: Nick Barton)

P: ¿Cuál es el principal desafío que los ingenieros geotecnistas deben superar en el siglo XXI?

NB: Es una pregunta importante. Me voy a referir a una cuestión que se ha planteado desde hace años y que es uno de los problemas clave en la ingeniería de rocas en cuanto a la durabilidad de los parámetros de resistencia interna. Referido al modelo de Mohr-Coulomb, que ha sido utilizado históricamente, el cual característicamente utiliza los parámetros cohesión y ángulo de fricción interna, usualmente se plantea una degradación con el tiempo de las propiedades cohesivas de las rocas pero manteniendo las propiedades friccionantes. Esto debería estudiarse mejor para poder también reducir las propiedades friccionantes y describir así correctamente los esfuerzos de cizalla en los macizos rocosos. Algunas personas ya están haciendo esto.

Por ejemplo, al monitorearse la falla progresiva en un talud, lo que no ocurre instantáneamente, sino por etapas hasta alcanzar la falla, los parámetros friccionantes deben ir degradándose gradualmente. Esa es la razón por la que muchos datos no resultan lógicos en la descripción de la resistencia a los esfuerzos en modelos numéricos, y estos modelos terminan siendo incorrectos. Necesitamos hacer desarrollos en esa materia y mejorar esto en los siguientes cincuenta años pues no se hizo suficientemente bien en los últimos 50 años.

P: Considerando su último comentario, ¿considera más relevante la experiencia del profesional que el sustento de un modelo numérico?

NB: Sobre eso tuve un muy interesante caso hace unos diez años, con un paquete informático que tenía el modelo más usado por muchas personas en ese momento y que aún muchos usan. Este modelo fallaba en la predicción de zonas plásticas alrededor de un pequeño túnel, indicando zonas plásticas que realmente no existían, y mostrando condiciones que definían toda una zona dañada debido, precisamente, a los resultados numéricos imprecisos de esta interpretación errada.

Mientras ocurría la discusión se agotó el tiempo estipulado para los trabajos, tras lo cual debió actuar el inversor de la obra. Estas personas trataron de argumentar que todo el material estaba plastificado y que por lo tanto, el túnel no estaba diseñado con el  soporte estructural adecuado. Pero eso era en realidad una exageración total del modelo numérico, el cual no concordaba con la práctica usual y los resultados estaban fuera de la lógica. Por ello, yo me inclino más al uso de los sistemas de clasificación de macizos que al de los modelos numéricos, pues en la práctica de la mecánica de rocas el empirismo que se desarrolla con estos sistemas se acerca mucho más a la realidad, mientras que los modelos numéricos se apoyan en muchos supuestos que quienes los utilizan eventualmente no los conocen bien y los conducen a interpretaciones equivocadas.

P: En su criterio, ¿cuál es la más potente herramienta que los estudiantes y nuevos ingenieros geotecnistas deben aprender a utilizar para un buen desempeño profesional?

NB: Es muy importante que los nuevos profesionales aprendan a usar las herramientas adecuadas. Esto no es tan fácil y necesita ser más desarrollado. Quisiera hablar de dos puntos que considero fundamentales como herramientas:

El primer punto es respecto a las perforaciones. Es muy común que los ingenieros traten de resolver sus interpretaciones solo a partir de perforaciones verticales, cuando con estas es realmente poco probable que se puedan interceptar todos los planos de discontinuidades que deben ser observados. Por este motivo pienso que debería recurrirse a utilizar perforaciones inclinadas complementarias para tener una interpretación más completa y realista.

El segundo punto tiene que ver con el modelo de caracterización geomecánica. Considero que los nuevos ingenieros deberían usar el Sistema Q de clasificación en lugar de otros sistemas porque el sistema Q define un rango de magnitudes en vez de un solo orden de magnitud. Este sistema permite caracterizar un amplio rango con el que se puede describir la naturaleza en los macizos rocosos de manera más realista, lo que nos lleva a una ecuación muy simple que hasta ahora funciona, y que tiene propiedades valiosas con muchos casos registrados. El sistema Q es como un proceso de aprendizaje, en el que los registros de casos que se tienen nos deben indicar qué acciones deben tomarse.

Hacia el final de esta amena entrevista, quisimos conocer la opinión del Dr. Barton sobre las aplicaciones desarrolladas para los celulares que permiten usar el sistema de clasificación Q y otros similares.  Su respuesta la transmitió con una sencillez que pocas personas del calibre de su genio mantienen tras una carrera de tantos logros profesionales y contribuciones a la proyección del estado del arte de una ciencia aplicada:

NB: Tengo referencia de esas aplicaciones, pero el hecho es que yo no uso teléfonos celulares, me rehúso a ello, utilizo mi computador cuando lo necesito, y esto ocurre varias veces al día, pero prefiero no tener que cargar con un computador todo el tiempo en mi bolsillo.

De esta forma culminó la entrevista que hicimos al Dr. Nick Barton, quien además de un gran profesional demostró mucha calidez, cordialidad y buen humor.

*Agradecemos la colaboración en la transcripción del Prof. Wagdi Naime.

Gestión de riesgos en el hogar

Los hechos que se presentaron desde inicio del año 2020 y que se han prolongado hasta la actualidad vinculados a la pandemia del Covid-19, obligaron a muchos países a establecer cuarentenas generales a la población, con impactos diferenciales y profundos en prácticamente todos los sectores económicos, pero sobre todo en la sociedad. Esta situación nos ha llevado a mantenernos como nunca antes dentro de nuestros hogares, los cuales junto a nuestros espacios laborales eran los sitios en los que distribuíamos nuestro tiempo.

La presencia prolongada es un mismo lugar debería permitirnos conocerlo a detalle, a llevarnos a establecer rutinas y a reducir la exposición ante cierto tipo de riesgos, lo cual requiere primariamente de su identificación, y nuestros hogares no están exentos de ser lugares de exposición por lo que prestar atención a las condiciones en que los servicios, el mobiliario o la propia estructura se encuentra, resulta en una tarea provechosa que además de elevar nuestra seguridad, nos puede permitir evitarnos gastos mayores debido a la atención oportuna de problemáticas que tal vez no habíamos notado.

La sobrecarga de conexiones eléctricas es una condición de muy alto riesgo en el hogar.

Las instalaciones de servicios como el gas, el agua y las conexiones eléctricas necesitan ser revisadas y recibir mantenimiento cuando presentan algún deterioro; los productos de limpieza contienen sustancias tóxicas por lo que deben ser almacenados y manipulados adecuadamente; el mobiliario debe estar ubicado en casa de manera que no represente una amenaza ante caída de objetos pesados, producir posibles obstrucciones de salidas o que puedan colapsar por estar en mal estado; la presencia de agrietamientos en vigas y columnas requiere de observación y reparación; las barandas y ventanales deben estar bien fijados; la fuentes de emisión calórica, objetos filosos y con elementos que puedan producir aprisionamiento deben estar lejos del alcance de los niños, al igual que los medicamentos o sustancias peligrosas que por accidente pudieran ingerir.

Muchos productos de limpieza contienen sustancias corrosivas e irritantes, por lo que deben almacenarse debidamente.

Un programa sencillo de inspección a los ambientes del hogar, nos puede permitir identificar los sitios críticos o con mayor nivel de riesgo debido a los objetos que se encuentran en cada espacio o por las actividades que se realizan en los mismos, y en su implementación pueden participar todos los miembros de la familia.

En especial cuando se trata de nuestras familias, la prevención es primordial. Esta inspección formaría parte de un plan de gestión de riesgos familiar, el cual podemos complementar preparando un botiquín de primeros auxilios, elaborando una lista de teléfonos de emergencia, y realizando sencillos ejercicios que preparen a los miembros del grupo familiar a actuar ante situaciones de peligro que podrían presentarse, pero más que todo, a evitarlas.

Inspeccionar nuestras viviendas es el inicio para la reducción de riesgos internos en el hogar.

Si bien la actual pandemia ha trastocado la vida como la conocíamos hasta ahora para muchos, puede darnos el tiempo para hacer de nuestros hogares sitios más seguros en los que estemos de verdad protegidos.

Cambio Climático en tiempos de pandemia. Entrevista al Dr. Juan Carlos Sánchez.

Tiempo atrás en Venezuela, tuve el gran gusto de compartir con el Dr. Juan Carlos Sánchez, en un ciclo de conferencias que se realizó en varias ciudades del país sobre Cambio Climático, como iniciativa de la Sub-Comisión Parlamentaria sobre Cambio Climático de manos de la asambleísta María Gabriela Hernández. El Dr. Juan Carlos Sánchez posee una muy amplia trayectoria respecto al estudio del Cambio Climático y la divulgación del mismo, es Ingeniero Industrial y Doctor en Ciencias Ambientales del Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Francia, con más de 35 años de experiencia profesional de los cuales trabajó durante 22 años en proyectos ambientales en la industria petrolera y petroquímica de Venezuela, fue asesor técnico de las Delegaciones Venezolanas que participaron en las Negociaciones de la Convención de Cambios Climáticos y del Protocolo de Kioto de Naciones Unidas entre 1989 y 2001 y es Co-ganador del Premio Nobel de la Paz 2007 por su contribución a los trabajos de mitigación del cambio climático en el Panel de Expertos de Naciones Unidas.

El Dr. Juan Carlos Sánchez fue co-ganador del Premio Nobel de la Paz en el año 2007.

Actualmente, en medio de la pandemia que representa el COVID-19 y que domina la necesidad informativa global, han surgido muchas voces que plantean los efectos positivos sobre el ambiente de las cuarentenas que muchos Estados han impuesto, pero que sin duda tendrán impactos económicos que aún es complicado poder determinar, realicé esta entrevista a este experto acerca del Cambio Climático y algunos temas relacionados al mismo. A continuación, les comparto las interrogantes planteadas al Dr. Sánchez y sus repuestas:

¿Tiene alguna relación el Cambio Climático con la reaparición de enfermedades que habían sido superadas y la generación de epidemias?

El cambio climático guarda una estrecha relación con los problemas de salud. El Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de la ONU, en su tercer informe de evaluación, del 2001, afirmó que «El cambio climático puede afectar a la salud de manera directa, como consecuencia de temperaturas demasiado altas o bajas, pérdida de vidas y lesiones ocasionadas  por inundaciones y tormentas, e indirecta, por la alteración de la propagación del alcance de los vectores de enfermedades, como los mosquitos, y de los agentes patógenos transmitidos por el agua, así como por el deterioro de la calidad del agua, la calidad del aire, y la calidad y disponibilidad de los alimentos. El impacto real en la salud dependerá mucho de las condiciones ambientales locales y las circunstancias socioeconómicas, así como de las diversas condiciones sociales, institucionales, tecnológicas y del comportamiento orientado a reducir las amenazas para la salud.»

El cambio del clima, sin duda, influye en las epidemias al crear las condiciones para la difusión y proliferación de vectores y patógenos en localidades donde estos antes no existían. Sin embargo, este no es el único factor que incide en la aparición de las epidemias.  A la vez que estamos alterando el clima también estamos invadiendo los bosques tropicales y otros ecosistemas que albergan numerosas especies animales y vegetales, capaces de albergar muchos virus desconocidos. Cortamos los árboles, matamos a los animales salvajes o los enviamos a los mercados para su consumo, degradamos los ecosistemas y eliminamos los huéspedes naturales de los virus. Cuando esto sucede, los virus tienden a buscar otros huéspedes, y probablemente esos huéspedes seamos nosotros.

El COVID-19 Se detectó por primera vez en la ciudad china de Wuhan (provincia de Hubei, China) en diciembre de 2019.

¿Es real el impacto en el ambiente de la cuarentena que en muchas partes del mundo se está ejerciendo?

La cuarentena ha obligado a detener numerosas actividades industriales generadoras de gases de efecto invernadero y gases contaminantes del aire, el beneficio ambiental de esta parálisis se ha observado y documentado en China y en Europa. Probablemente se observe esta misma tendencia en Norteamérica en las próximas semanas. La observación inmediata de muchos de estos gases en la atmósfera ha sido posible gracias al desarrollo de equipos de detección y medición instalados en satélites. También se ha producido una reducción de los gases emitidos por el sector transporte, aunque la contribución de este sector al problema del cambio climático es comparativamente inferior cuando se le contrasta con las emisiones industriales.

Sin embargo, este es un beneficio ambiental coyuntural, momentáneo, porque una vez que pase la pandemia y se retomen las actividades industriales y de transporte, los niveles de contaminación y de dióxido de carbono equivalente en la atmósfera volverán a sus valores previos. Lo que no resulta fácil de anticipar es cuando se alcanzarán esos valores de nuevo, porque además del fin de la pandemia se requerirá salir de la recesión económica resultante, lo cual no ocurrirá de inmediato. Me gustaría que la experiencia del COVID-19 indujese algunos cambios sociales, que la pandemia nos induzca a reducir las costumbres de viajar en avión, a preferir el consumo de bienes locales, que muchas de las empresas extranjeras localizadas en China retornen a sus países de origen, que haya más teletrabajo y educación a distancia, menos turismo internacional, todo lo cual, en su conjunto, reduciría las emisiones de gases, pero todo esto está por verse.

¿Quiénes son más sensibles al cambio climático?

Todo el mundo se verá afectado de alguna manera por el cambio climático, pero algunas personas van a ser más impactadas que otras. En algunos casos, es porque viven en áreas más vulnerables o más expuestas a las consecuencias del cambio climático, bien sea porque viven en una zona inundable, en un terreno inestable o donde es más probable que se desate un incendio forestal. En otros casos, es porque las personas tienen menos acceso a los recursos que les ayudarían a recuperarse de tales eventos. Las comunidades más pobres sufrirán las peores consecuencias. En tal sentido el cambio climático es un problema muy injusto porque en general, esas comunidades son las que menos gases de efecto invernadero emiten.

A principios del 2020 se reportaron severas inundaciones en Brasil, Egipto, España, Italia e Indonesia.

¿Qué tienen que hacer los Estados para reducir el impacto no solo sobre el cambio climático sino en general sobre las actividades industriales que degradan al ambiente?

La respuesta a esa pregunta podría ser muy extensa, pero trataré de formular una respuesta breve a riesgo de simplificar indebidamente el problema. Debemos reconocer, de entrada, que el cambio climático es un problema de todos no solo de los Estados, todos participamos en la emisión de gases de efecto invernadero, y esto es distinto de la degradación ambiental ocasionada por las industrias, que si tiene un responsable bien definido y que debe apegarse a las leyes ambientales establecidas para poder realizar sus actividades. Si no las cumplen o si estas son insuficientes le corresponde al Estado actuar y aplicar correctivos.

Con respecto al cambio climático, los Estados deberían actuar con la misma determinación con que lo están haciendo contra la pandemia COVID-19, pero no lo hacen, y ello obedece a que solo actúan ante la inminencia del riesgo y no ante su magnitud. Si bien el cambio climático no se manifiesta con tanta celeridad como la pandemia, su magnitud seguramente será mayor.

Creo que podemos aprender de la experiencia que nos está dejando la pandemia, porque de la misma forma en que ésta será controlada, que es con una combinación de desarrollo tecnológico (vacuna y mejores sistemas de salud) y cambio del comportamiento de las personas (lavarse bien las manos, distanciamiento social, confinamiento en casa), el cambio climático también puede enfrentarse con una combinación de cambio tecnológico (energías renovables, reciclaje de residuos, edificios verdes, etc.) y de comportamiento (producción y consumo de bienes en cantidades racionales, eliminación de lo superfluo, ahorro de energía, uso más frecuente del transporte público, reducir los viajes a lugares remotos, etc.)

Respecto a los objetivos para el desarrollo sostenible, ¿qué tan lejos estamos de cumplir con al menos uno de ellos?

La crisis actual es la de un mundo desestabilizado, y las causas fundamentales de esta crisis son dos: la degradación de los ecosistemas y el mal estado de los sistemas de salud. Esas dos razones hacen que seamos muy vulnerables, pero el trasfondo es que tenemos una situación de insostenibilidad. Venimos hablando de desarrollo sostenible desde 1987, es decir, desde hace más de 30 años, y todavía no vemos un avance significativo en esa dirección. Las dos razones que mencioné como causantes de la desestabilización actual reflejan lo mal que estamos en los aspectos ambientales y sociales. Ello debería conducir a una reflexión acerca del modelo de desarrollo prevaleciente que procura un crecimiento económico ilimitado, fundamentado en el productivismo y el consumismo, que no termina de resolver lo social y degrada el ambiente. Sería entonces el momento de pensar e intentar un modelo que produzca solo lo necesario para consumir racionalmente lo indispensable, y así moderar las consecuencias sobre el ambiente. Si el mundo se estuviera desarrollando de manera sostenible, probablemente no hubiera ocurrido la pandemia.

En cuanto a los indicadores, uno de los más importantes es el de la pobreza, que se ha estado reduciendo en las últimas dos décadas según las estadísticas del Banco Mundial y de la Universidad de Oxford. Actualmente 8,6% de la población mundial vive en la pobreza extrema, es decir viven con menos de 1,9 US$ al día, contra 36% en 1999. Sin embargo, la meta de eliminar la pobreza en 2030 no se va a cumplir. Se había estimado que para esa fecha todavía entre 5 y 6% de la población mundial seguiría en pobreza extrema, pero desafortunadamente este estimado tampoco se va a lograr debido a la pandemia del COVID-19 por la recesión económica mundial que está ocasionando. Los países se han visto obligados a invertir enormes sumas de dinero para dotar a sus hospitales y para tratar de proteger algunos de los sectores de la economía, y la mayoría de los países están muy endeudados. Buena parte de esas deudas no podrán ser pagadas, así que se cerrarán comercios y fábricas, se perderán muchos empleos, en consecuencia, inevitablemente va a aumentar el número de pobres, esfumándose así los esfuerzos realizados en los últimos años para reducir la pobreza.

Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible fueron concertados por la ONU en 2015 como parte de la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible.

¿Sigue activo el Panel Intergubernamental del Cambio Climático? ¿Se han manifestado respecto a la pandemia y qué trabajos están realizando actualmente?

Efectivamente, el Panel sigue activo. Este Panel, cuyo objetivo es proporcionar a los países información científica que puedan utilizar para desarrollar políticas climáticas, y aportar información clave para las negociaciones internacionales sobre el cambio climático, se encuentra en este momento trabajando en la elaboración del sexto informe de evaluación del clima.

Los últimos tres informes especiales elaborados por el Panel en 2018 y 2019, que abordaron los temas del calentamiento global hasta 1,5 °C, el cambio climático en tierra y el cambio climático en el océano y la criosfera, ofrecieron a los gobiernos de los países una información detallada acerca de las graves consecuencias del problema y cómo afrontarlas. Se esperaba que los países, en conocimiento de la gravedad de la situación, reforzaran sus compromisos bajo el Acuerdo Internacional de París, durante la COP 25 celebrada en diciembre pasado en Madrid, pero ello no ocurrió. Las razones fueron múltiples: por una parte, el trabajo preparatorio previo de los países en Naciones Unidas para esta COP fue insuficiente, se hizo muy poco lobby diplomático previo debido quizás a los cambios de sede imprevistos, y hubo poca o ninguna voluntad política de parte de algunos gobiernos.

En el presente año entra en vigor el Acuerdo de París, y los países deberán comenzar a cumplir con sus contribuciones y compromisos asumidos, sin embargo, la pandemia ha obligado a posponer las reuniones internacionales que estaban previstas, tanto la COP26 contemplada en Glasgow para finales del presenta año, como las reuniones del Panel para avanzar el 6to informe. En síntesis, la pandemia retrasará la coordinación de los esfuerzos para luchar contra el cambio climático, y probablemente la recesión económica resultante reducirá los recursos destinados para tal fin, lo cual incidirá en las actividades del Panel, pero es aún muy temprano para determinar en qué medida.

*Para quienes quieran conocer más de las actividades e investigaciones del Dr. Juan Carlos Sánchez pueden visitar su web: http://verdelatierra.com/