Esta interrogante de seguro se ha repetido en la mente de muchas personas luego del colapso de uno de las alas de las Champlain Towers en Miami, que más allá del caso de esta edificación, radica en la preocupación del posible riesgo de fallas en sus propias viviendas, ¿Por qué se caen los edificios?, a esta pregunta viene a mi memoria una abrumadora y concisa respuesta del Dr. Ronald Torres (Universidad Central de Venezuela) en su catedra de patología estructural al hablar sobre la seguridad estructural: “Hay dos tipos de edificaciones, las que se diseñan y las que se caen”, en estas dos categorías se encierran dos grandes realidades, debido a que no todos los edificios cuentan con un adecuado diseño que no solo comprenda lo estructural, sino que contemple muchos más elementos que deben funcionar en conjunto para contar con una edificación segura.

Colapso de un ala de las Champlain Towers, en Miami, 24 de junio de 2021 (AP)

El diseño de una edificación involucra desde el uso de los materiales contemplados en sus cálculos, un emplazamiento debidamente caracterizado y acorde a la estructura, la interacción entre la estructura y el terreno donde está fundada, la ocurrencia de procesos (tanto cíclicos como extraordinarios) y un uso definido en función a un tiempo de vida útil para una ocupación determinada; en los casos en que se han omitido estos elementos, o que se han modificado discrecionalmente, puede devenir la falla de una edificación.

Englobando de forma más amplia lo descrito puede esperarse que una edificación falle bajo tres grupos de condiciones generales:

-Que se someta a cargas que excedan sus límites, esto incluye sobrecargas al terreno, cargas sísmicas excesivas, acción del viento, una subestimación de la carga total (cargas vivas + cargas muertas) de operación, fenómenos de resonancia, e incluso, al cambio arbitrario del tipo de materiales a los contemplados por el diseñador, así como también diseños deficientes o errados.

-Que la edificación desarrolle patologías severas en elementos que conduzcan a su falla: en la mayoría de los casos, estas patologías deberían poder detectarse oportunamente, en función del elemento en el que se van presentando, pero en ciertas condiciones, solo serán visibles muy tardíamente o al producirse el colapso. Por ello, son de mucha importancia las inspecciones periódicas en las edificaciones, más allá de lo que las regulaciones municipales indiquen, luego de que estas se expongan a un evento sísmico o se tengan denuncias de daños en ellas.

Ruinas del edificio Mijagual luego del terremoto de Caracas de 1967.

-Que se desarrolle algún proceso geológico-geotécnico en el terreno fundacional o sus adyacencias, esto incluye a subsidencias, fenómenos de licuación del suelo, generación de erosión interna, deformaciones progresivas o asentamientos diferenciales.

En muchos edificios puede advertirse el desarrollo de daños que conduzcan a su inhabitabilidad y sucesivo colapso, en otros tal vez no sea tan evidente, pero en general, todas las edificaciones, y en especial aquellas que superen los 40-50 años de construidas, además de necesitar la adecuación a nuevas normativas constructivas, deben recibir inspecciones por peritos calificados cada cierto tiempo, que muchas veces vienen definidos por los municipios, o luego de haber ocurrido fenómenos que pudieran comprometer su integridad como por ejemplo incendios, sismos, roturas de tuberías, o impactos de cualquier tipo.

Los ocupantes de las edificaciones deben organizarse para realizar inspecciones oculares y notificar oportunamente a las autoridades de cualquier anomalía que se detecte en estas, así como deben preocuparse por resguardar los planos en físico y/o digital de la edificación, y registrar cualquier modificación que se haya realizado en ella, constituyéndose en promotores y protagonistas de su autoprotección.

El monitoreo periódico de las edificaciones por sus usuarios es primordial para la detección oportuna de anomalías y dar pie a un peritaje profesional.

El reciente caso de las Champlain Towers y los estudios forenses que conduzcan al entendimiento de las causas de su colapso posiblemente impulsen por un tiempo la motivación de la sociedad por indagar sobre el estado de la seguridad estructural de los espacios donde residen y trabajan, pero como todo desastre, es muy probable que pierda la atención pública con el paso de los días o ante la ocurrencia de nuevos desastres.

Juan Villoro dijo una vez “Los terremotos son inspectores de la honestidad arquitectónica”, esto puede extenderse a todos los desastres que involucran estructuras, más allá de la causa directa que los ocasionó.