Entre las consecuencias de la ocurrencia de un desastre, están las cuantiosas pérdidas asociadas a los daños sufridos en vías, edificaciones, líneas de servicio, que dificultan tanto el despliegue de la asistencia humanitaria como la recuperación económica de la región afectada.

Las pérdidas que usualmente se expresan en millones de dólares, se estiman en las evaluaciones de impacto, sobre los daños directos y los efectos macroeconómicos sobre lo que se deja de percibir por la interrupción de las actividades económicas, más lo que representan los trabajos de reconstrucción, restitución y/o indemnización por los daños producidos (es más difícil estimar los efectos microeconómicos). “Un impacto macroeconómico es definido como las consecuencias de la destrucción estimada de infraestructuras y de los cambios en los flujos económicos causada por un desastre en el desarrollo general de una economía” (UNDP, 2012).

Muchos países, se recuperan luego de los desastres, por la baja frecuencia que regularmente tienen, y por haber destinado fondos especiales para situaciones de contingencia y promovido la transferencia de riesgos a través de seguros contra daños y pérdidas totales en inmuebles con lo que reducen los capitales que posteriormente deben conducir para la asistencia de la población.

Otros países no toman previsiones al respecto, y aquellos con economías frágiles o inestables, requieren de la asistencia internacional a través de fondos especiales para poder asistir tempranamente las necesidades de los afectados. Radica aquí la importancia de la inversión en políticas y acciones de prevención, continuamente desestimados sobre los recursos destinados a la respuesta (no dejan de ser importantes y también requieren de planificación). Otro tema corresponde a lo que se hace en ocasiones con los recursos que se perciben y destinan para la atención de los desastres, pues no son pocas las veces en que los mismos se han manejado sin transparencia, sin rendición de cuentas y de forma corrupta.

Debe entenderse las recesiones económicas, incluidas las producidas por los desastres, son fuertes limitaciones al desarrollo económico, lo cual podemos entender al ver como el PIB es afectado en el corto plazo. El dinero que no se invierte en construir ciudades más seguras resulta menor que el que se requiere para las labores de reconstrucción y recuperación de la normalidad de todas las actividades de la población luego de un desastre.

 

Para quien desee leer más al respecto, recomiendo la lectura de estos dos documentos:

http://www.bo.undp.org/content/dam/bolivia/docs/undp-bo-Impacto-macroeconomico.pdf

http://www.eird.org/estrategias/pdf/spa/doc2194/doc2194-contenido.pdf